El modernismo
Una ciudad en expansión
A finales del siglo XIX, y como consecuencia de la revolución industrial y los avances tecnológicos derivados de ella (electricidad, ferrocarril ...), aparece en toda Europa una nueva manera vivir. Barcelona también sigue los postulados de la revolución industrial, del crecimiento de la ciudad, y de su mirada hacia una sociedad moderna.
A mediados del siglo XIX se habían derribado las murallas que rodeaban la ciudad de Barcelona. Los terrenos de extramuros, que hasta entonces se habían utilizado como campos agrícolas y zonas militares, se urbanizaron a través del Plan Cerdà, que crearía el Eixample. El Plan Cerdà (1859) pretendía edificar y establecer vías de comunicación entre Barcelona y los pueblos cercanos. El proyecto proponía amplias calles y avenidas, sin diferenciar clases y casas con una altura máxima de tres pisos. La burguesía catalana rechazó ampliamente el proyecto por razones económicas y de no diferenciación de clases. Pero finalmente, el Plan Cerdà se impuso creándose el Eixample, que se convirtió en el centro de residencia de esta burguesía ilustrada.
En la segunda mitad del siglo XIX, Barcelona vivirá un espectacular desarrollo industrial y urbanístico, y por tanto económico, con el crecimiento de la nueva burguesía industrial, que tenía un alto poder adquisitivo e intereses culturales. Tras el desastre de 1898 y la pérdida de Cuba, volvieron los llamados "indianos" con grandes fortunas, inquietudes culturales y aires de modernidad. Pero la transformación de la ciudad será, en gran parte, consecuencia de la organización de la Exposición Universal que tendrá lugar en 1888.
La Exposición Universal de 1888 no sólo tendrá consecuencias a nivel urbanístico y arquitectónico, sino que provocará una transformación cultural a través de la Renaixença. Este movimiento literario, que tiene la voluntad de hacer renacer el catalán como lengua y recuperar la historia del país, poco a poco se irá imponiendo como un movimiento cultural con influencia en todas las manifestaciones artísticas, pero con un peso importante en la arquitectura y las artes aplicadas. La nueva burguesía catalana tiene inquietudes, un nuevo sentimiento nacional y necesitan reivindicar su nuevo estatus social. Este nuevo movimiento cultural es lo que llamamos modernismo, que ansiaba transformar la sociedad catalana y convertirla en una sociedad moderna y nacional.
El Modernismo, que quiere romper con las formas del pasado y crear un nuevo arte, es un movimiento ecléctico que tendrá un importante peso en la arquitectura. La arquitectura modernista supuso una renovación de las formas inspiradas en la naturaleza, la utilización de nuevos materiales y un sentimiento nacional. En Cataluña, el Modernismo adquiere una personalidad propia y diferenciada del resto de Europa, con genios como Lluís Domènech i Montaner, Puig i Cadafalch y Antoni Gaudí. Este movimiento cultural impregnó todas las artes y pretendía recuperar la cultura catalana y modernizar el país. En el resto de manifestaciones artísticas aparecerán personajes tan relevantes como los pintores Santiago Rusiñol y Ramon Casas, los escultores Eusebi Arnau y Josep Llimona, el ebanista Gaspar Homar, el vidriero Lluís Rigalt...